miércoles, abril 26, 2006

... y ahora te das cuenta?

Es curioso observar de cerca el mar de cabezas que nos rodea. Uno no puede dejar de pensar en la cantidad de ideas que bullen, que saltan y se entrelazan y que conforman nuestra realidad como seres superiores en la cadena evolutiva.

Nuestras capacidades, nuestra forma especial de ver el mundo que nos rodea y nuestra propia evolución es lo que nos califica como la más avanzada de las especies. Y es en este reto donde también reside nuestra mayor de las condenas.

La vida no sólo está para vivirla sino para conseguir ser cada día un poquito mejor que el día anterior y que todo el complejo que nos rodea evolucione con nosotros. Porque, amigos míos, evolucionar no es ser mejor que los demás sino que todos juntos seamos mejores .... y es ahí donde fallamos radicalmente.

Cuan difícil se hace compartir estas ideas con los demás cuando te rodea la ciudad; ese vórtice cercano que te atrapa y no te suelta y que hace que muchas veces tu forma de actuar y la de los que te rodean sea razonablemente lógica pero que no valore la vida y al individuo por encima de cualquier otro parámetro formal.

Quizá en todos nosotros existe un pequeño rincón en el que nos sentimos parte de un mundo más 'humano' donde no existe el rencor, el odio, el competir, los malos pensamientos y donde la finalidad de nuestra corta existencia sea simplemente ser felices con nosotros mismos y con el prójimo. Seguro que si ese lugar existe reside en nuestro corazón, o al menos así me gustaría pensarlo.

Hoy me quedo con esta pequeña reflexión que me lleva a mirar a la gente que me rodea con otros ojos; unos ojos que ofrecen y no piden; unos ojos que comparten y no esperan; unos ojos que desean encontrar su sitio en la ciudad, ese sitio en el que poder reposar con la gente cercana y en donde las palabras sobran.

Y tu, ¿quieres encontrar tu sitio en la ciudad?...... y ahora te das cuenta?