martes, octubre 24, 2006

Tus ideas son mis palabras

Un sueño tranquilo, rodeado de recuerdos que aún no han llegado y que juegan con mi mente. Recopilo miles de imágenes, las asocio y brotan suaves momentos carentes de presente, esencias que sólo tienen ahí su espacio y su recorrido... y quizá sea mejor así.

Es la fantasía que supera a la realidad, al encuentro con vidas y pasiones ajenas al color que pinta el cepillo de tu verdad. Confusión mecida en el viento de tu conciencia. ¿Qué será lo correcto ante las múltiples sensaciones que captan mis sentidos? Dejarse llevar, que el tiempo transcurra según sus parámetros. Deseo envolverme en su lento recorrido y olvidar las eternas preguntas que nadie puede responder.

Compromiso, el principal conmigo mismo. Descubrir todo aquello que me falta, la conciencia de los puntos ocultos, la espina clavada en el ojo ajeno. Mil causas que me impiden continuar, encontrar las palabras que alumbren la escalera de subida. Oscuro foso que nubla la luz de las ventanas, el aire puro que ya apenas puedo percibir.

Cadenas. Habitaciones repletas de muros que te acorralan, manos que te buscan con ansia, que quieren atrapar cada palpitar de tu corazón; dardos envenenados que apuntan certeramente a tu línea de flotación. Todo te impide el avance y cada vez el caminar se hace más lento, más pesado .... más mortal.

Olvidar. Me voy. Me alejo del problema y otra vez la fantasía vuelve a coger el testigo. Aquellos seres mágicos vuelven a plagar lo cotidiano, acaparan toda mi atención, todas mis miradas, toda mi inocencia. Ahí están, tratando de dar sentido a cada zancadilla, que por ser tan físicamente real, tan quebradamente odiada, me hace daño sólo el pensar en que tendré que volver a remangarme el pantalón para recibir la ración diaria de amargas caídas.

En la casa en la que todos vivimos hay cada vez menos esperanza. La mente del ser lóbrego que todo lo ahuyenta está cada día más presente. El aire entra impasible a través de los agujeros que todos hemos ayudado a crear... el frío atenaza nuestros cuerpos, desprovistos del calor que el hogar que los cuentos suelen presagiar. El sueño es cada vez más escaso, terribles ruidos hacen crujir los maderos. El jardín ha dejado de ser un lugar de quietud y de risas; se ha vuelto inhóspito ante nuestros ojos... múltiples sombras pasean mirándonos con esos ojos vacíos.

Y de repente, llega el remedio. Abro los brazos. Estiro las piernas y mi cuerpo se convulsiona pletórico de energía. Podrán quitarme la esperanza de ganar cualquier batalla pero nunca podrán quitarme el poder elegir de qué manera quiero vivir mi esencia... y hoy más que nunca decido apostar por lo que creo justo y luchar por la opresión que día a día quiere llevarme en un sentido al que muchos ya han sucumbido.

Esta noche la oscuridad es luz, luz sobre mi mente, que me hace ver lo confundido que a veces puedo estar. Mi caída no es más que el mejor impulso para poder continuar paso a paso la senda que cada uno se impone. Y ahí radica el pulso que cada uno debe jugar. Ser consciente con el entorno, ser consciente con uno mismo, y dejar que tu alma guíe el destino.

Miro al horizonte. Muchas colinas se muestran ante mí. Es hora de comprobar qué me depara hoy el día. Las palabras no son suficientes, hay que vivir, hay que sentir, hay que palidecer ante el florecimiento de la vida a cada paso. Y la respuesta a las preguntas está en ti. Tu das sentido a la espera, tu das sentido al tiempo y los actos. Todo está en ti.

Nadie tiene derecho a traspasar la frontera de tus decisiones... aunque cada vez lo hagan con más descaro. Mi interés y el de los demás debe ser lo importante, no debo dejar que abotonen mi conocimiento con vanos intentos de colapso informativo. Sé quien soy y cual es mi papel dentro del universo. Ser uno más, con voz propia y diferenciada, que busca con afán ofrecer lo que sabe al mundo que le rodea.

Presente, pasado y futuro se acercan hasta el punto que mis dedos señalan hacia donde voy, hacia donde van. Hoy soy, y mañana. Nada será capaz de quitarme el sueño que hoy apaciblemente voy buscando. Ser uno en el infinito, y dos, y tres... en donde lo que importa es la calidad moral de cada uno y no lo grande o fuerte que uno puede ser.

Y cuando ocurre esto, mis sentidos palidecen, porque yo tengo que encontrar mi camino, en donde inexorablemente tendré que estar solo, y a la vez acompañado. Mis palabras son tus ideas, tus ideas mis palabras. Que los dardos del amor te acompañen, mi amig@.

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