miércoles, agosto 16, 2006

¿Dónde está tu tiempo perdido?

Hoy es el momento de recuperar el tiempo perdido. Todos tenemos una lista de quehaceres que tienden a ampliarse eternamente. Solemos dejar tareas estancadas; propósitos valientes y sinceros que en algún lugar del tiempo seguro que tuvieron su sentido y su porqué.

Hoy he decidido abordar algunos que llenan mi maleta; no sólo por el hecho de vaciarla de contenido; no sólo por sentir una deuda encomiable con mi pasado; no sólo por sentir un peso indigno en mi conciencia por no cumplir con aquello que en su día estaba dispuesto a ofrecer... no sólo por eso.

Hoy me siento cercano a la presencia, en sintonía con todo lo que soy; y mucho tiempo llevo ya ofreciendo la alegría que me irradia a todo mi círculo de confianza; pero hay muchos que por no estar presentes, o lo que es peor aún; por mi propia desfachatez hacia mi pasado, han conseguido que llegue a obviar lo imperdonable.

El tiempo a veces no es un aliado, no es un amigo fiel. Es un incauto receptor de bondades que se dejan perecer fraudulentamente. Es un roedor de mis inquietudes... se las va comiendo poco o a poco hasta que mi propio yo se hace inconsciente del fraude implícito. Es un torbellino que atrapa cada una de mis intenciones y que hace doblegar mi voluntad. Un aliado con 2 caras y a cuya responsabilidad de actos y de acción me veo expuesto.

Por tanto uno mismo se manifiesta culpable; de mil y un delitos por no prestar la suficiente atención a mis palabras; por no dejar que mis actos ejemplifiquen mi intención; por no ser coherente con uno mismo... pero como bien sabrás, los pecados tienen redención, y es a aquí cuando el tiempo si que te sirve como aliado.

Más vale sentir a tiempo la llamada que no obtener nunca una respuesta. Hay veces que el día a día te come tanto la existencia que no te deja ver más allá; te ata las manos y te imprime una cadencia que por momentos es difícil de seguir... y como en muchas otras ocasiones, lo más importante es darse cuenta de que se está en este estado irreal de percepción y de acción.

Y es ahí donde empieza tu cometido. Sentimientos y formas de pensar reales que se deben convertir en una acción envolvente y poderosa. Nada debe distraer tu atención ahora que has conseguido tejer y encontrar la línea que une la cordura y la distracción. Ahora es tiempo de recorrer la distancia y llegar lo más lejos posible.

La determinación y la voluntad juegan 2 roles en este sentido; funcionan como sendos bastones que te ayudan a superar los momentos de caída, los instantes en los que el equilibrio se hace incierto. Además, proporcionan lógica y sentido a tus pensamientos. Juntos dan dirección y potencia a tu movimiento y eso es lo que más necesitas, sobre todo en los primeros instantes.

Y una vez que la ruleta juega a tu favor, simplemente se debe cultivar el hábito. Una costumbre que a todas luces es positiva, que anima al alma a ofrecer más rincones de confianza, que ayuda a crear relaciones sólidas y fundamentadas principalmente en el cariño y la devoción al prójimo.

Y si aún no te lo crees, mira dentro. Busca esa necesidad de contacto y de ser el centro de atención por unos segundos. La tienes, sabes que la tienes. No dejes que eso mismo que ahora sientes se pudra en el corazón de los demás. Dales aquello a lo que te has comprometido, en alma y carne.

Déjate querer y ser mimado. Cultiva todo aquello que plantas. Obtén los frutos de tu constancia y del saber hacer con que nos deleitas. Y nunca seas hipócrita con aquellos que se ofrecen. Sé tú con los demás, presente en tu conciencia y mensajero de tu alma. Si no comprobarás con desaliento que la verdad se vuelve en tu contra, cruel con el diablo de cada uno.

Y ahora tu eliges. ¿A qué quieres dar prioridad? Tu vida es un conjunto de muchos presentes, de aquellos que tu mismo creas y de aquellos que compartes con los demás... y el resto es superficial. ¿Cuánto tiempo quieres dedicar a aquello que por ende es superficial?

Yo sólo puedo decirte lo que pienso. Y sin lugar a dudas ya he respondido a la pregunta con este texto. Quiere y déjate querer. Que lo mundano del mundo pase de largo ante tu presencia. Que el latir de tu corazón no te impida ver la realidad palpable y cercana. Que tu esencia cubra todo lo que ves y sientes... y haga retumbar de emoción el horizonte de tu mirada.

Ya me vas conociendo y ahora cada vez con más soltura puedes entender el porqué escribo lo que escribo. Toma mi mano y cruza tú también este camino. No dejes que el río te atrape en su abrazo. Ven a la seguridad que es incapaz de nublar el sentido y la capacidad de ver.

Y ahora que estás aquí, ahora es tu momento de contarlo: ¿dónde está tu tiempo perdido? ¿dónde lo dejaste?