martes, noviembre 28, 2006

Una sed profunda

Todo va tan deprisa,
que el camino se hace invisible ante mis ojos.

Voluntad de permanencia
que hace que cada instante de alegría luzca raudo,
que cada brizna de presente sea pasado,
que el instante siempre sea recuerdo.

Quiero vivir y compartir,
quiero sentir y soñar,
quiero escuchar el suave trino de la cercanía del prójimo,
más no puedo gracias a mi propia mezquindad.

Mi propio mensaje me da aliento,
me hace sentir que la presencia del lector está cerca,
más cerca que nunca.

Ahora tengo sed, una sed profunda,
que sólo se sacia en la tranquilidad,
en el descanso que mi caballo no quiere comprender,
y que no está dispuesto a concederme.

Ya sabes algo más de mí, de mi complejo dilema,
siendo mi propia soltura la que deja entrever el horizonte lejano.
Ven y escucha atentamente,
y seguro, que antes o después, serás recompensado.

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1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

No estás sólo, caminante, compañero. Estoy contigo, y velo por ti, para que no caigas de tu montura.
El Camino es largo, pero puedes estar tranquilo cuando abres tu corazón, pues es el Corazón mismo de la Vida el que abres, y ahí estamos todos, contigo.
Un abrazo

10:05 p. m.  

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