sábado, julio 01, 2006

Uno es uno

Me refresco cerca del río. Hoy es un día esencial para dejar fluir los recuerdos que me llegan a la mente. Rememorar todas esas situaciones que han marcado lo que ahora es mi presente y que me han hecho aprender cada una de las conductas con las que afronto el devenir del día a día.

El agua se escurre entre mis brazos mientras aplaco lentamente mi intensa sed. Mi eterno devenir requiere un contraste tan anunciado como mi propio descanso. Y no sólo mi cuerpo debe descansar ... quizás eso sea lo más sencillo a lo que ofrecer conformismo. Algo más requiere ser desconectado, dejar que la lenta placidez del tiempo infinito llene cada brizna de mi propio cansancio.

Un sonido extraño despereza mi propia autocomplacencia del qué hacer. Alguien quiere llamar a mi propia puerta para seguir enturbiando cada uno de los logros conseguidos. El eterno devenir del no ser conformista con el papel que nos toca jugar, con cada una de las decisiones que inevitablemente marcan el camino, que marcan la vida de cada uno y que en la mayoría de los casos te impiden volver a la bifurcación que dejaste pasar.

La respuesta que debo y puedo dar puede ser sencilla, innatamente contraria al desequilibrio de analizar y plantearse ... pero quizá la parte más interesante del ser humano es evolucionar con los demás y es por ello que una respuesta vaga no responde a este criterio. Dejarse llevar no forma parte de un espíritu que sea capaz de retar a su propio interior.

Si quieres escuchar sinceramente y estás dispuesto a cambiar aquello que en tu presente creas equivocado, este y no otro debe ser el camino adecuado de acción, ofrecer una actitud abierta y cambiante hacia lo que te rodea. Eliminar el veneno de los prejuicios, las quejas y el remordimiento. El presente construye tus bases si estás dispuesto a escucharle y analizarlo conjuntamente con él.

En caso contrario, tomarás el camino fácil, el camino de la autocomplacencia y del saber que nada puede atorar tu presente por simple que sea. Y es en esta verdad en la que tomarás conciencia de que tu intolerancia y tu propia simpleza hacia la riqueza del entorno te hará ser un condenado de tu propio yo. Cuanto antes te des cuenta del camino que eliges antes podrás ser consciente de tus propias limitaciones, principios y esencias o bien podrás ser consciente de que verdaderamente no las tienes.

Dejo de lado mis propios pensamientos y presto atención al mensaje que el viento me susurra. Es un latigazo en mi línea de flotación. Una certeza que me hace ver lo necio que a veces puedo ser y lo poco que voy aprendiendo en el camino. Veo mis propios errores, quizá la falta de coherencia que a veces suelo dar a mis palabras y a mis hechos. Un discurso que no sea pleno en acción e intención nunca puede acompañar a alguien implicado consigo mismo.

La eterna renovación de las ideas hace que uno deba estar siempre atento a su ser para que llegue un día en el que el ser propiamente dicho se manifieste de forma innata y automática, un ser curtido en el paso del tiempo por las mejores prácticas y creencias, un ser cultivado con el conocer, el ser conocido y el conocerse, un ser que espera paciente el diálogo de los que le rodean y su propio diálogo, un ser que es capaz de elegir y decir libremente su propio destino.

En la encrucijada del camino a seguir, al final, las acciones y pensamientos que has ido recogiendo deciden en última instancia la elección que debes tomar. Pocas cosas juegan dentro de la ruleta del azar y muchas de las decisiones que somos capaces de tomar de forma consciente coinciden en un único punto, coinciden en que son tuyas, sin coacción ni maltrato externo.

Uno es uno, capaz de regir su propio destino y nunca el de los que le rodean. Uno es uno, ser indescriptible y propio, con un proceso mental independiente e intransferible que es lo que verdaderamente sustenta la propia capacidad y esperanza.

Uno es uno, inagotable hasta el fin, sincero y atado a la jugada que la vida te ha deparado.
Uno es uno, siempre con posibilidades de cambiar, de sorprender, de sentir y de compartir, de reír y de llorar, de soñar con y para tu interior.
Uno es uno, inconfundible e incorregible.

Quizá esta sea la lección más importante de aprender en la vida. Uno es uno ... ahora sólo falta ser capaz de entender lo que en esencia y propiamente nos distingue de todos los demás.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Lo que uno es aparece en el silencio... a veces parece que somos tan extraños, distintos de nosotros mismo, como si fueramos dos personas a la vez. Dejas de hablar por fuera, pero callar por dentro parece más lento. Con tiempo, sin prisa, lo que uno es va apareciendo, casi como un juego, sin darnos cuenta. De hecho, de eso se trata.
Nos vemos ahí!.

6:46 p. m.  

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