lunes, junio 12, 2006

Orgulloso de la decisión tomada

La situación nunca se esperó.... y no se si fui yo el que verdaderamente la buscó. La propia existencia suele buscar caminos que no sueles entender y es el ser subconsciente el que tiene las respuestas para ti.... y unas respuestas que la mayoría de las veces no entiendes o quizás nunca quisieras haber preguntado.

Todo empezó en un tranquilo y soleado día; en aquellos momentos en los que uno está expectante y atento a cada instante que suele inquietar el día. El apacible silencio marca la quietud de cada uno de mis pensamientos. Es un momento recogido que complementa todos los ya vividos para dar solidez a la forma en la que el propio ser reconoce que lo que está sucediendo forma parte de la calidez muchas veces buscada.

En ese momento ya no se puede esperar nada mejor... y lo que queda por llegar no alcanzará tanta placidez ni complacencia propia del encuentro con uno mismo y con el resto de lo que te rodea. Es en esa falta de expectativa y de reconocimiento del futuro de lo que podrá suceder cuando muchas fuerzas suelen aunarse contra ti para darte parte del espíritu y conjunción que la sorpresa final depara.

Sensaciones que eres incapaz de prever, que proceden de entornos y mentes desconocidas. Todo gira alrededor para ofrecer en un momento dado una sintonía que despierta la alarma del ser consciente y muestra el letargo de múltiples devenires, de potenciales alternancias escondidas en recodos nunca esperados.

Mi paseo por la ciudad continua saboreando los recuerdos de situaciones de quietud pasadas, dejando a mi alma descansar de famélicas reacciones y de predecibles escenarios... aunque hay algo en ellas que me atrae y me conmueve; hay algo en esos instantes de múltiple populismo que aunque soy incapaz de asumir como míos hacen que no me sienta extraño; consiguen mostrar un mundo alocado de sintonía simple y variada que logra embriagar a una parte de mí que suele ocultarse o ser incluso desconocida.

Quizá me importe y disfrute con la propia sensación de la compañía efímera, o con la ilusión de mostrar y observar un conjunto de sintonías cercanas que hacen que su propio disfrute valga más que el resto de verdades que acontecen en mi presente. Relación de extrañeza que pide mi reflexión, aunque quizá la mejor respuesta esté en la propia situación que se vive, que se está viviendo y cuyo análisis se me antoja extraño salvo en la propia vivencia de dicha conjunción.

Todos los ingredientes están en sintonía. Una mezcla explosiva que algunas veces ofrece elementos de distorsión a esta mente cansada. Pautas increíblemente cortas que hacen que el propio cerebro trabaje a un ritmo frenético, porque no hay tiempo para dar una respuesta lógica y múltiples sensaciones que antes no estaban; que habrías jurado que en un momento anterior no estaban ahí, impiden afrontar el razonamiento que siempre está ahí; que habrías jurado que estaba ahí.

Es un entorno extraño y peligrosamente imposible de predecir. Dejarse llevar es la decisión fácil y lo difícil es dar un paso al incontrolable poderío de la lógica y del creer en los principios que cada uno tenemos. Todo lo que uno puede aportar es la propia experiencia porque la situación oscila y es cambiante en cada uno de los individuos; es decir; la respuesta no es única y depende del momento incontrolado alejado del razonamiento que a todos nos mueve.

Tampoco existe preparación que te atenúe el instante. La magia siempre existe y pocas veces descubres el truco, y quizá esa es la mejor respuesta; dejarse llevar por lo que se te ofrece pero manteniendo los principios activos tanto como para aventurar una respuesta que elimine los posibles errores de futuro.

Siempre quedará pensar en el pasado alternativo pero sabiendo que la certeza es la que ahora te inunda y que no tienes nada de lo que verdaderamente puedas arrepentirte. Así es la vida, y cada uno decidirá el camino que debe seguir en cada instante que se plantea, aunque esos momentos, independientemente de la línea a seguir, continuarán perennes en tu retina por mucho tiempo.

Mi último pensamiento hoy es para mí mismo; una amalgama de emociones, sensaciones, recuerdos y presente que se entrecruzan, y que hacen que uno esté orgulloso de la decisión tomada, de las decisiones tomadas, que evidentemente son captadas y sufridas por la propia conciencia de uno mismo.