miércoles, junio 07, 2006

La llamada a tu puerta

Salvar la propia conciencia del ruido que se genera. Un martillo constante de pérfidas intenciones que orada el subconsciente y cada vez aprieta más. No hay remedio ni solución; su continuidad no tendrá fin. Cuando el tiempo se posterga más de lo necesario ese espacio que uno conoce se limita al mínimo; aquello que te pertenece deja de hacerlo y tu presencia física se convierte en una plaza de mercado.

Este mundo está alocado. Las propias limitaciones del ser humano hacen que la propia abstracción que posibilita contemplar el mundo como un ente singular y complejo, se deshaga en multitud de desequilibrios. Es como una brizna de hierba ante una multitud que intenta aplastarla. Si uno casi no es capaz de comprender el universo que tiene a su alcance ¿de qué manera puede entender una masa dominada y controlada por muchos entes individuales?

Una galaxia frente a un planeta. Si el propio equilibrio de nuestro planeta nos es ajeno y la propia individualidad y egoísmo de cada uno hace que estemos matando nuestro propio futuro ¿qué es lo que nos queda?. Hasta somos capaces de anular nuestra propia capacidad de dejar que otros sean en un futuro cercano. La libertad que se coarta y el presente que se desvía por sendas quizá equivocadas, quizá demasiado complejas de valorar... y quizá esta última sea la excusa que muchos se dan para continuar con el convencimiento de que lo que hacen está bien.

Recurriremos entonces al mito de volver a la niñez; al escudo de no saber lo que se ha hecho por miedo a un castigo, a una reprimenda... y es entonces cuando nos daremos cuenta de que no hay nadie para dar una reprimenda.... Quizá el camino más fácil de recorrer es aquel que esquiva el presente y busca el mejor paradigma de futuro; el que ofrece una ecuación de relativa felicidad para el conjunto de todos y no para el egoísta síntoma de ser uno mismo. ¿Ser uno mismo es egoísta?

Paisajes urbanitas; un tropel de momentos colapsados que se entrecruzan. Movimiento neuronal extrapolado al mundo de metal. ¿Y si fuera así? Una ciudad llena de neuronas independientes, un símil a un cerebro que aún desconocemos y que por lógica está ahí, expectante a cada uno de los movimientos que nos aventuramos a dar. Estoy rodeado y la propia conciencia de mi enanismo me da mareo, me hace voltear mi confusa cabeza.

Caigo, irremediablemente he sido superado por ideas que sólo puedo atisbar en la distancia y que siempre seré incapaz de abordar. El ser como un colectivo de muchos trasciende a la realidad que soy capaz de entender y comprender. Quizá aún no es el momento, quizá aún no esté preparado..... y quizás mis dudas sean la respuesta que nunca lograré tener.

Cómo logro engañarme!! . Mi preocupación no debe ser tal porque la multitud está formada por muchos y es en la individualidad desde donde verdaderamente uno puede entender una de las partes del puzzle. Aquí estoy, me comprendo a mí mismo, entiendo todo aquello que es capaz de rodearme, ese círculo de confianza que me cubre. El problema no soy yo ni lo que me rodea ¿lo serán los demás? ¿volvemos a la concepción individualista? ¿o quizá nada es un problema?

Hoy no pretendo decantarme por ninguna de las opciones posibles porque mucho camino llevo avanzado. Intentaré ocultar mi propio pensamiento, dejarlo apartado en un rincón para poder saborearlo posteriormente con la sabiduría que se requiere. Como un buen pan con aceite... no puedes rendirle cuentas en todo momento o no será el mismo y acabarás dejándolo de lado.

La ternura vuelve a encontrarme. Me siento, tranquilo en mi propio espacio. Reconocer cada punto de luz es para mí la mejor de las bendiciones. El agua, el sol y el bosque.... tan buenos amigos como siempre. Uno siente la envidia de querer y no poder ser un árbol, inmutable, siempre fiel a sí mismo y a quien se acerca. Esplendor en la vida que existe a cada paso y que muchas veces pasa desapercibida para ojos desacostumbrados.

Con esa imagen termino por quedarme. Un paraje que no está enturbiado por un color gris plomizo y que ahora es remanso de mis inquietudes. Naturaleza viva y en estado puro; una alma que en su conjunto tiene armonía y criterio; y que es capaz de evolucionar para adaptarse a cada uno de los cambios que el paso del tiempo exige.

Cuánto nos queda por recorrer!! . Una mente supuestamente evolucionada y que a lo largo de los años no sólo ha empeorado mediante un egoísmo egocéntrico sino que además se ha negado a aprender las verdades que la madre naturaleza ofrece.

Mucho camino nos queda por andar y la individualidad es la llave del progreso y del avance de todos. No te duermas, estate despierto, porque en algún momento una llamada golpeará tu puerta, un suave tintineo que marcará lo que fuiste y despertará el letargo de lo que eres. En ese momento ya no serás el mismo, ya nunca serás el mismo.

¿Serán estas palabras las que llamen a tu puerta?