martes, mayo 30, 2006

Vuelvo a estar cercano

Un amor, una alianza que de repente atrapa hasta el más fiel de tus pilares, ofreciendo un terremoto que desorienta todo aquello que firmemente has creído. Crecer, evolucionar, distanciar el tiempo que ha marcado mi límite y saltar el vacío que sumerge una orilla de otra. Allí voy, lanzado como una flecha destinada a clavarse en alguna parte sensible, en un sitio vital.

Nadie puede herir lo que no se está dispuesto a mostrar. Un océano oculto en el lago de la conciencia, eternamente complicado y distante; cercado por mil y un paisajes de colores, encerrado en una visión subjetiva de lo que uno a sí mismo quiere ofrecer y mostrar a los demás.

Quizá la mente que piensa lo que hay que ofrecer deja demasiado espacio ocupado a esa labor y quizá da lo que ni siquiera percibe que podría dar. Despierta esa mente sumamente aletargada por el malvado devenir del flujo diario. No pierdes nada levantando el dedo, mostrándote voluntario para extraer todo lo bueno que tienes y compartirlo con nosotros.

Hoy he traído una piscina vacía de contenido. Voy a acumular todo aquello que me cuentas, todo aquello que te hace mostrar al prójimo el ser y la esencia de lo que eres. Cogeré con cuidado los bienes que me ofrezcas, sentiré la calidez del abrazo ficticio que me donas y guardaré con diligencia el fruto de tus vivencias.

Porque al final tus recuerdos son el día a día madurado y macerado con dosis de sentimiento, cariño, amistad, viajes, gustos y tiempo. Tu decides quién y qué forma parte de tus intimidades y sólo tú eres capaz de vislumbrar el prisma a través del cual el mundo tiene sentido.... y lo más difícil de esa pirámide en la que estás sumergido es poder enseñar al mundo lo que tienes, esa parcela cultivada con mimo que hace que seas único e individualmente irrepetible.

Muchas recomendaciones te habrán lanzado y acogido a lo largo de tu existir y siempre habrás pensado que la experiencia propia es el mejor grado de avance o quizá que el tiempo de otros se ha rentado adecuadamente para recogerlo bajo tu regazo. Pero siempre serás tú el que matice y particularice cada uno de los eventos que te han llevado a escoger uno de los caminos posibles.

Quizá la esperanza de saber que el error es normal y que lo cotidiano es una premisa que a veces no debes recorrer, hace que el potente presente se manifieste como un auténtico arrebato de pasión desenfrenada y amor a la propia existencia.

Hoy pocas reflexiones puedo llevar a cabo porque el palpitar que siento debajo de las venas hace que las palabras se expresen con dificultad. Llevo un par de días en los que de mi propia circulación emana una sabia rica en amistades y cercanías atemporales. Lo noto tan dentro que el mero intento de trasladar un sentir tan profundo a letras llenas de tinta hace que mi propio existir se haga extraño y a veces, incluso... lejano, como si otro fuera el que vive dentro de mi propia conciencia.

Vuelvo a estar cercano, a alegrarme por una cercanía tan intensa que el mero discernir entre el yo y el tu me produce un dilema existencial. Vuelvo a estar cercano, observando las vueltas que el mundo ha recorrido y que ahora han dejado de moverse. Vuelvo a estar cercano, viendo el paisaje que se me ofrece y sintiendo el palpitar de ver mi propio entorno con honestidad y calma sincera. Vuelvo a estar cercano, a notar con mis manos el lento discurrir del trigo sobre mi mano, de cientos y cientos de seres que flotan sobre mí y cuyo movimiento no se me hace extraño.

Vuelvo a estar cercano, caminando por terreno abierto y recientemente descubierto. Vuelvo a estar cercano, sintiendo mía cada brizna de aire que mis pulmones respiran, cada pensamiento que se aleja en conjunción con el resto de ideas que sobrevuelan mi propio yo. Vuelvo a estar cercano, alzando los brazos hasta el límite que no existe, ofreciendo lo que soy y lo que nunca seré capaz de quedarme. Vuelvo a estar cercano, fuerte y sabio torrente de escrutadora mirada y de sencillos y sinceros pensamientos.

Vuelvo a estar cercano, vuelvo a ver el horizonte a lo lejos. El sol se pone en la lejanía pero la luz que hoy alumbra mi corazón hará que esta noche ninguna oscuridad pueda empañar el volver a encontrarme conmigo mismo.