martes, agosto 22, 2006

Los sueños te esperan dentro...

Un débil y frágil tintineo subyace en mi interior. Me afano en la lectura y en la contemplación de todo lo que me rodea... y creedme cuando digo que cada vez el mundo va teniendo más sentido. Cuanto más avanza mi edad, más me doy cuenta del crecimiento implícito que se produce en mi interior. Quizá cuando tenga 30 años más me dé cuenta que verdaderamente me queda mucho por hacer... pero quizá la sensación paulatina y constante de sentir que atrapo el tiempo ya merezca el vivir cada instante como si fuera el primero.

La verdad es que lo comentado necesita una matización. Todo tiene su sentido, pero este sentido a veces viene reposado en el tiempo; y muchas veces el sentido que algo tiene lo debes vivir en ese instante y no más allá. Es algo que vives ahora y que juzgas en el futuro con una plácida y resplandeciente perspectiva. Pero, y he aquí el detalle, nunca puedes vivir el sentido de algo si ese algo se quedó en el pasado. No será lo mismo si hoy juegas a la peonza o a la comba... puedes jugar, pero nunca encontrarás el camino concreto que significaba jugar a esos juegos en el contexto de la niñez. Se vive una vez y luego tienes múltiples años para preguntarte sobre lo que allí ocurrió.

Y así funciona el sentido, creyendo que la razón de uno mismo crece y evoluciona con él, entendiendo y comprendiendo cada vez más el mundo que uno tiene alrededor; dándonos cuenta de la complejidad implícita que nos ha tocado vivir. Un mundo lleno de seres libre pensantes, en donde el mayor tesoro de cada uno está escondido y no se muestra; en donde la palabra sincera es una utopía; en donde el afecto y el amor sincero suele mostrarse únicamente en las películas; en donde decir lo que uno piensa (y no me refiero al tiempo que hace o al cotilleo de turno) no está a la orden del día o bien causa un rechazo frontal. Al final te sientes un ser diferente y extraño en un mundo plagado de contrastes... en un mundo difícil para uno mismo.

Y aquí es donde te encuentras. En un contexto que inicialmente para ti es desfavorable, o que al menos tu crees que es negativo... nada más lejos de la realidad, créeme. Ya tienes lo que te rodea, ahora sólo tienes que jugar con las variables y ponerlas a tu favor. Una frase poderosa me viene a la mente que sintetiza clara y cristalinamente el panorama que se presenta: Tu puedes.

¿Y que puedes? Pues lo que quieras, querido ser libre pensante. Puedes volverte un loco histérico que suplica por las miserias de la sociedad; puedes ser un eminente psicólogo de conciencias abrumadas; puedes dedicar tu existencia a colmar las expectativas de falsa riqueza que abruman tu mente; o quizás ofrecerte como carterista reconocido dentro de la gran ciudad. Tu decides, tu eliges... ese el milagro que nos ha tocado vivir.

Y quizá sea un regalo exiguo el que nos han dado, comparado con la cantidad de sufrimiento que tenemos que padecer por vivir en un sitio complejo y difícil para el ser humano; un mundo cruel con aquel que mira con otros ojos. Quizá la pregunta sea otra... ¿mi actitud ante la vida la puedo cambiar? ¿el sufrimiento también es una elección, es una opción que he escogido?

Yo creo que sí. Lo que tienes es porque tú has decidido tenerlo. Reducirlo a la decisión física y os daréis cuenta que es así. ¿Por qué tienes ese CD que te regalaron? ¿Por qué tienes esa planta en el salón?... tú has decidido tenerlo y por eso lo tienes. Miles de justificaciones podrán venir a tu mente en contra de esta afirmación pero al final eres tú el que ha decidido lo que debe formar parte de tu entorno y lo que no.

Y es igual con nuestra esencia. Eres consciente de lo que vives y cómo lo vives; pero la decisión de qué es lo que coges (conque te quedas de todo lo que se te ofrece) la haces a cada paso, a cada momento... y eso mismo es lo que forma tu presente y la manera en que te muestras o eres capaz de ofrecerte a los demás: tu carácter y tu conducta.

Al final todo se reduce a 2 variables muy concretas: tu y los demás. Una ecuación indivisible que rige cada uno de tus pasos milimétricamente. Todo instante de tu existencia tiene que ver con uno (o ambos) de estos 2 parámetros. Y es en la conjunción sabia y maestra de ambas realidades en donde debemos poner nuestro máximo interés.

Hace mucho tiempo me asaltaba una gran duda... en aquellos momentos en los que mi yo aún era capaz de dar coletazos por definirse. Primeramente era consciente de mi realidad; de aquello que mis propios ojos observaban y de cómo mi mente transcribía aquello que se captaba por este y otros sentidos. Observaba tranquilo como todo era reducido a mi esquema mental y de qué manera se asimilaba la realidad que yo creía ver en el entorno.

Y analizándome cada vez con más detalle llegué a un punto de comprensión mutua conmigo mismo... a un entendimiento que yo era capaz de captar como propio y personal... y en mi inocencia pensaba que al haberlo conseguido, todo mi alrededor también se veía envuelto en esta misma consecuencia y por tanto todas las personas que me rodeaban llegaban a las mismas conclusiones que yo era capaz de alcanzar.

Hasta que un día, mirando a alguien a los ojos, me realicé una pregunta que cambió por completo la realidad que me cubría: ¿Y esta persona, pensará lo mismo que yo? Una pregunta tan trivial al inicio que ni siquiera dió pie a un análisis más exhaustivo.

Uno tiene claro cómo es por dentro, lo que vé, lo que siente, lo que piensa, lo que razonablemente constituye su esencia, su carácter, su conducta, su comportamiento... pero nunca podrá tener ese conocimiento de una persona que no sea él mismo. Si crees que es mentira, respóndeme a una pregunta: ¿Qué estoy pensando ahora mismo?

Podrás tener pautas que se acerquen más o menos a la realidad, a la esencia, y empáticamente se pueda establecer un vínculo casi físico con la propia conciencia del prójimo; pero nunca podrás suplantar ni creer que lo que piensas es la verdad que el otro concibe y percibe.

Si has creído todo lo que aquí se expone, déjalo reposar. Dale años a cada una de las entidades diversas que rodean el mundo y comprobarás que entender y comprender lo que otros son capaces de ofrecerte es mucho más complicado que mirar con las propias lentes; con esos ojos cargados de experiencias.

Hay que ser prudente (que no taimado) y sincero (que no rencoroso) para con los demás... y sobre todo, hay que ser consciente del entorno en que nos movemos. Tu estás ahí, yo estoy aquí, cada uno cargando una mochila que el paso de los años ha ido llenando y que cada vez tienes más peso.

Yo creo que entre todos podemos compartir ese peso que acaba doblando nuestra conciencia. Y es ahí en donde yo estoy, en la parte de aquellos que creen en el amigo mutuo, en la soledad compartida y en el silencio roto por la presencia. El barco zarpa cuando tu quieras, sólo tienes que dar un paso y entrar. Los sueños te esperan dentro...

viernes, agosto 18, 2006

Un mar que crece y que no tiene fin

Hoy es el momento de recuperar el tiempo perdido. Todos tenemos una lista de quehaceres que tienden a ampliarse eternamente. Solemos dejar tareas estancadas; propósitos valientes y sinceros que en algún lugar del tiempo seguro que tuvieron su sentido y su porqué.

Hoy he decidido abordar algunos que llenan mi maleta; no sólo por el hecho de vaciarla de contenido; no sólo por sentir una deuda encomiable con mi pasado; no sólo por sentir un peso indigno en mi conciencia por no cumplir con aquello que en su día estaba dispuesto a ofrecer... no sólo por eso.

Hoy me siento cercano a la presencia, en sintonía con todo lo que soy; y mucho tiempo llevo ya ofreciendo la alegría que me irradia a todo mi círculo de confianza; pero hay muchos que por no estar presentes, o lo que es peor aún; por mi propia desfachatez hacia mi pasado, han conseguido que llegue a obviar lo imperdonable.

El tiempo a veces no es un aliado, no es un amigo fiel. Es un incauto receptor de bondades que se dejan perecer fraudulentamente. Es un roedor de mis inquietudes... se las va comiendo poco o a poco hasta que mi propio yo se hace inconsciente al fraude implícito. Es un torbellino que atrapa cada una de mis intenciones y que hace doblegar mi voluntad. Un aliado con 2 caras y a cuya responsabilidad de actos y de acción me veo expuesto.

Por tanto uno mismo se manifiesta culpable; de mil y un delitos por no prestar la suficiente atención a mis palabras; por no dejar que mis actos ejemplifiquen mi intención; por no ser coherente con uno mismo... pero como bien sabrás, los pecados tienen redención, y es a aquí cuando el tiempo si que te sirve como aliado.

Más vale sentir a tiempo la llamada que no obtener nunca una respuesta. Hay veces que el día a día te come tanto la existencia que no te deja ver más allá; te ata las manos y te imprime una cadencia que por momentos es difícil de seguir... y como en muchas otras ocasiones, lo más importante es darse cuenta de que se está en ese estado irreal de percepción y de acción.

Y es ahí donde empieza tu cometido. Sentimientos y formas de pensar reales que se deben convertir en una acción envolvente y poderosa. Nada debe distraer tu atención ahora que has conseguido tejer y encontrar la línea que une la cordura y la distracción. Ahora es tiempo de recorrer la distancia y llegar lo más lejos posible.

La determinación y la voluntad juegan 2 roles en este sentido; funcionan como sendos bastones que te ayudan a superar los momentos de caída, los instantes en los que el equilibrio se hace incierto. Además, proporcionan lógica y sentido a tus pensamientos. Juntos dan dirección y potencia a tu movimiento y eso es lo que más necesitas, sobre todo en los primeros instantes.

Y nada hay más cierto para contemplar la verdad de tus actos como mirar dentro. Observar la deuda bestial que uno se arranca a sí mismo por no cumplir todos esos proyectos frágilmente inacabados y que siempre han llevado el sello del autoengaño. Esos recuerdos que hubieran proporcionado verdades paralelas y quizá un cambio en la opinión de los muchos que ahora están distanciados.

Las preguntas inherentes que salpican mi mente son extrañas: ¿Cómo se puede estar y no estar? ¿Cómo se puede estar en la distancia? ¿Cómo saber que el tiempo atemporal es el mismo para todos? ¿La presencia física condiciona la verdad?

Uno no pretende hacerse entender en un bosque pero siempre ayuda que la bandera esté lo más alta posible y hoy en día es muy fácil disponer de ese mástil de manera perdurable. Quizá la lectura de mis comentarios sea una prueba que verifique que las fronteras las impone uno mismo. Los límites sólo existen en nuestra mente; esa es nuestra evolución y nuestra desdicha. Estamos condenados a ser y pensar, no tenemos la candidez de dejarnos llevar por nuestra animalidad implícita.

Pienso certeramente que el mundo que te has creado es porque verdaderamente es el tuyo. No creas que no eres capaz de cambiarlo. Quizá te has acostumbrado a lo que tienes o quizá piensas que aquello que te rodea es suficientemente bueno para tu presente y futuro. Puede ser, o quizá piensas que tu situación no puede cambiar aún siendo contundentemente negativa. ¿Crees de verdad que es así?

Mi consejo es que vivas tu vida, que es la que has decidido y por la que inconscientemente has apostado. Pero nunca olvides que hay otras opciones, que el mundo está lleno de posibilidades y que tú eres la pieza que da sentido a tu propia existencia. Y en este mundo no existe compadecerse... tu puedes cambiar el mundo; ser reactivo frente a la imposición y dulce ante el cariño y el roce ajeno.

Sé positivo, olvida la queja porque es veneno en tu sangre. Sé lo que crees que debes ser y salúdate cada mañana por ser quien eres. Y nunca mires a la cara a la pesadumbre. Que la alegría contagie de manera perpetua tu semblante. No dejes que la desdicha marque su territorio en tu corazón. Estás aquí, vives, y ese es el inicio del camino que te hará crecer.

Si aún ves lo difícil que puede ser tener esta visión, quizá es porque no lo has intentado con la suficiente fuerza. Ámate a ti mismo, quiérete mucho, amigo, amiga. No hay nada ni nadie como tú. Sé consciente del calor de ti mismo, de que la vida no se puede escapar sin haber intentado cogerla.

Nunca dejes de avanzar... que el invierno no llegue a tu camino. Apóyate en los que tienes cerca, en la mirada cercana y cómplice. Que la risa contagie lo que te rodea y que la luz alumbre cada paso de tus pies. No hay lugar para la pena ni para compadecerse por los males sufridos.

No hay mal que no se busque porque dentro de ti están todas las respuestas, están todas las opciones. Elige ser, elige vivir, elige ser la persona más maravillosa del mundo. Es tu elección, es tu destino... y nada te puede apartar de él. Vive con prudencia y mesura, ayuda a quién no sabe ver, saluda a aquel que te insulta y sopla con fuerza la vela que no es capaz de salir del puerto.

Vive amigo, llora por ser uno de entre muchos que disfrutan por ser, por comprender que la vida no se puede malgastar. Y muchas gracias por escuchar estas palabras... espero que el viento las transforme y se conviertan en un mar de flores allá donde tu morada tenga su existir. Un mar que crezca y que no tenga fin.

miércoles, agosto 16, 2006

¿Dónde está tu tiempo perdido?

Hoy es el momento de recuperar el tiempo perdido. Todos tenemos una lista de quehaceres que tienden a ampliarse eternamente. Solemos dejar tareas estancadas; propósitos valientes y sinceros que en algún lugar del tiempo seguro que tuvieron su sentido y su porqué.

Hoy he decidido abordar algunos que llenan mi maleta; no sólo por el hecho de vaciarla de contenido; no sólo por sentir una deuda encomiable con mi pasado; no sólo por sentir un peso indigno en mi conciencia por no cumplir con aquello que en su día estaba dispuesto a ofrecer... no sólo por eso.

Hoy me siento cercano a la presencia, en sintonía con todo lo que soy; y mucho tiempo llevo ya ofreciendo la alegría que me irradia a todo mi círculo de confianza; pero hay muchos que por no estar presentes, o lo que es peor aún; por mi propia desfachatez hacia mi pasado, han conseguido que llegue a obviar lo imperdonable.

El tiempo a veces no es un aliado, no es un amigo fiel. Es un incauto receptor de bondades que se dejan perecer fraudulentamente. Es un roedor de mis inquietudes... se las va comiendo poco o a poco hasta que mi propio yo se hace inconsciente del fraude implícito. Es un torbellino que atrapa cada una de mis intenciones y que hace doblegar mi voluntad. Un aliado con 2 caras y a cuya responsabilidad de actos y de acción me veo expuesto.

Por tanto uno mismo se manifiesta culpable; de mil y un delitos por no prestar la suficiente atención a mis palabras; por no dejar que mis actos ejemplifiquen mi intención; por no ser coherente con uno mismo... pero como bien sabrás, los pecados tienen redención, y es a aquí cuando el tiempo si que te sirve como aliado.

Más vale sentir a tiempo la llamada que no obtener nunca una respuesta. Hay veces que el día a día te come tanto la existencia que no te deja ver más allá; te ata las manos y te imprime una cadencia que por momentos es difícil de seguir... y como en muchas otras ocasiones, lo más importante es darse cuenta de que se está en este estado irreal de percepción y de acción.

Y es ahí donde empieza tu cometido. Sentimientos y formas de pensar reales que se deben convertir en una acción envolvente y poderosa. Nada debe distraer tu atención ahora que has conseguido tejer y encontrar la línea que une la cordura y la distracción. Ahora es tiempo de recorrer la distancia y llegar lo más lejos posible.

La determinación y la voluntad juegan 2 roles en este sentido; funcionan como sendos bastones que te ayudan a superar los momentos de caída, los instantes en los que el equilibrio se hace incierto. Además, proporcionan lógica y sentido a tus pensamientos. Juntos dan dirección y potencia a tu movimiento y eso es lo que más necesitas, sobre todo en los primeros instantes.

Y una vez que la ruleta juega a tu favor, simplemente se debe cultivar el hábito. Una costumbre que a todas luces es positiva, que anima al alma a ofrecer más rincones de confianza, que ayuda a crear relaciones sólidas y fundamentadas principalmente en el cariño y la devoción al prójimo.

Y si aún no te lo crees, mira dentro. Busca esa necesidad de contacto y de ser el centro de atención por unos segundos. La tienes, sabes que la tienes. No dejes que eso mismo que ahora sientes se pudra en el corazón de los demás. Dales aquello a lo que te has comprometido, en alma y carne.

Déjate querer y ser mimado. Cultiva todo aquello que plantas. Obtén los frutos de tu constancia y del saber hacer con que nos deleitas. Y nunca seas hipócrita con aquellos que se ofrecen. Sé tú con los demás, presente en tu conciencia y mensajero de tu alma. Si no comprobarás con desaliento que la verdad se vuelve en tu contra, cruel con el diablo de cada uno.

Y ahora tu eliges. ¿A qué quieres dar prioridad? Tu vida es un conjunto de muchos presentes, de aquellos que tu mismo creas y de aquellos que compartes con los demás... y el resto es superficial. ¿Cuánto tiempo quieres dedicar a aquello que por ende es superficial?

Yo sólo puedo decirte lo que pienso. Y sin lugar a dudas ya he respondido a la pregunta con este texto. Quiere y déjate querer. Que lo mundano del mundo pase de largo ante tu presencia. Que el latir de tu corazón no te impida ver la realidad palpable y cercana. Que tu esencia cubra todo lo que ves y sientes... y haga retumbar de emoción el horizonte de tu mirada.

Ya me vas conociendo y ahora cada vez con más soltura puedes entender el porqué escribo lo que escribo. Toma mi mano y cruza tú también este camino. No dejes que el río te atrape en su abrazo. Ven a la seguridad que es incapaz de nublar el sentido y la capacidad de ver.

Y ahora que estás aquí, ahora es tu momento de contarlo: ¿dónde está tu tiempo perdido? ¿dónde lo dejaste?

miércoles, agosto 09, 2006

Arriésgate, esa es la apuesta

La búsqueda de la verdad suele tener muchos aliados... y tu nunca eres uno de ellos. Primero tienes que discernir entre cual es la verdad y cual es tu verdad. No siempre son la misma y es en esta diferencia de criterio, cuando llegas a encontrarla, en donde empiezas a construir. E incluso hay veces que verdades contrapuestas son ciertas y en una misma situación más de uno puede tener la razón. Como si lo razonable fuera lo verdadero.

Paredes y muros de oscuridad nublan continuamente nuestra objetividad, trasladando sensiblemente el plano de nuestra conciencia hacia prejuicios y precondiciones. Nuestra mente no quiere trabajar y todo lo que ya haya hecho antes es ahorro para el gasto que continuamente le exigimos. No hay nada como comparar situaciones y opiniones; establecer que el resultado final siempre seguirá siendo el mismo porque el contexto en donde está mi presente es el mismo que yo recuerdo, aunque alguien diferente se encuentre al otro lado.

Así funciona nuestra conciencia, no dando pie a nuevas interpretaciones, no dejando libertad a estudiar de nuevo la conducta ya resuelta y aprendida. Y puede que pienses que este es el camino correcto. Cuanto más sintetices y simplifiques tu existencia mejor para la toma de decisiones en la actualidad. Yo discrepo a este respecto porque la conducta que has aprendido inconscientemente es la más difícil de cambiar... y lo peor es que esa conducta esté equivocada. Piénsalo. Es algo así como un edificio en donde la base se construye con muros iguales y todos ellos corruptos. Seguro que la piscina del tejado no se sostiene. ¿No crees?

Todo en la existencia hay que mirarlo con tiempo y con paciencia, hay que dejar fluir el tiempo para verdaderamente poder juzgar las acciones que uno mismo acomete con criterio. Nada ganamos en atarnos a nosotros mismos en cada actuación del presente más inmediato. Eso si que sería una pérdida del yo. No podemos cuestionarnos en todo momento la acción pasada y basada en la cercanía temporal. Al final tu disfrute se vería mermado.

Seguro que a todos nos rodean un cúmulo de experiencias; muchas de ellas con porqués y con preguntas por resolver. Otras tan importantes en las que tus sentimientos juegan un papel importante. Algunas cotidianas, que forman parte de las miserias de la vida en la ciudad. Todos tenemos nuestros sacos y seguro que podemos clasificar cada momento pasado, cada presencia cercana, cada palpitación, cada mirada... Ahí está el verdadero milagro, ser consciente que eres, que existes, que convives en un entorno privilegiado... y que sólo tu puedes ser el protagonista de tu propia historia.

Siéntate despacio por unos instantes. Deja que tu memoria fluya por tus recuerdos. Por todo aquello que instintivamente llega a tus neuronas. Todo significa algo, en mayor y menor medida... Sigue profundizando. Fluyen múltiples recuerdos mientras tu respiración se vuelve más agitada. Estás dando en el blanco... pero no tengas miedo a seguir avanzando, a continuar la estela de lo que eres.

Date tiempo, da tiempo a tus recuerdos y repasa todo lo que tu mente te quiere decir y mostrar. Vienen caras, objetos, personas, miradas, situaciones, contextos... retenlos ahí. Coge uno, el que prefieras e indaga sobre él. Sueña con él, recuerda todo lo que puedas y sumérgete en todo lo que te quiere expresar. Eres tu, con tu visión, en un pasado remoto y a la vez cada vez más cercano. Ya llega. Sientes que estás ahí; destacando algunos instantes de lo que creías como un todo. Sólo recordarás lo que de alguna manera llamó tu atención, aquello que te hizo más marca.

Vuelve del recuerdo, que podía ser triste o alegre, profundo o sencillo... pero era tu recuerdo, y eso es lo más importante. Hoy añadiré una variable más a esta encrucijada que de principio se manifiesta compleja. La fórmula a resolver está clara: mira atrás y pregúntate que hay por ahí para saber que es lo que hay hoy.

Y cuando estés contento y orgulloso de lo que va habiendo en tu mochila, incorpora un nuevo aderezo al plato. Comparte lo que tienes. Que no seas tú el único propietario de tu yo. Siente y vive conjuntamente, dando una unión en cada rincón de tu alma. No sufras solo, no llores solo, no dudes solo. Hay detrás de las miradas perdidas que cada día ves más vida de la que piensas.

Arriésgate, esa es mi apuesta de hoy. Lánzate y aprende con el tiempo la experiencia de saltar al vacío y dejar que tu no seas tu, que tu yo sea compartido. Sólo así la felicidad será plena.. pero quizá esto sólo lo sepas con el tiempo.

lunes, agosto 07, 2006

Aprender de y con los demás

Pasos en mi mente. La coherencia que otros quieren compartir comienza a buscar su camino. El remanso de agua se entrecruza y empieza a buscar muchas veces esos caminos inverosímiles que no somos capaces de prever. Dentro de cada complejidad existen elecciones que conllevan la relación con los demás y el estudio de esta interacción hace de la vida la más hermosa de las posibilidades.

El mero discurrir con el entorno propicia que muchas veces las huellas se solapen y que el tiempo se aúne para formar un entorno no solitario. Y es ahí en donde cada uno de nosotros nos encontramos más veces de las que creemos; creyendo que la manera de juzgar es única y que la que tenemos es siempre la correcta.

Muchas veces el ciego no es aquél al que le falta la vista. Uno debe entender y hacer suyo todo aquel argumento que conlleve su propia existencia y debe saber discernir y racionalizar todo lo que llega a sus sentidos por uno u otro camino. La dificultad de establecer un juicio adecuado para cada situación diferente es lo que nos hace seguir un camino, nuestro camino. Y casi siempre alguien será capaz de juzgar de si el sendero que hemos tomado coincide o no con su propio destino... y es en esta decisión en donde se basa la mutua confianza.

Y ahí te encuentras; en una tormenta que eres incapaz de explicar y que a pesar de todo, en tu más íntimo ser consciente, quieres que te atrape. El ser humano, como compendio de características animales muchas veces llega a sorprender, e incluso navegando por sus decisiones, su memoria y el mero análisis racional del existir y compartir es en donde podemos encontrar la mayor parte de sus obras y virtuosismo.

Pero es en el resto de características espontáneas e imprevisibles debidas a estados emocionalmente alterados cuando su locura o lucidez se manifiesta en grado más supino. Y nada de lo que ha pisado la tierra es capaz de ayudarnos en esta faceta. La pregunta es ¿estamos preparados para evolucionar? ¿sabemos lo que implica ser un ser humano? ¿o simplemente nos gusta dejarnos llevar?

La respuesta nunca es sencilla y siempre está en cada uno; en como cada uno de nosotros quiere enfrentarse (y por que no llamarle disfrutar) a lo que la vida y el presente le depara; con todas aquellas cargas y alegrías del pasado, con todos los recuerdos, verdades y mentiras, engaños y sonrisas; con la conciencia repleta de ti mismo, de un ser que lucha (y por qué no llamarle compartir) por ser uno más destacable entre la multitud que entre todos hemos creado.

Nadie puede saberlo todo y es por ello que la respuesta es aún más difícil. Quizá tus propias pautas y el trabajar sobre ellas pueden conseguir que tu rectitud personal salga favorecida. Quizá el apoyo de aquellos a los que el sentido común no les ha vuelto ausentes al interior de las personas pueda servir como un bastón que muy pocos hoy en día son capaces de dar. Quizá la sabiduría de aquellos que ya han atravesado el camino pueda ayudarte en tu avance diario...

Quizá la respuesta esté en ti, en cómo quieres ver todo aquello que te rodea, en cómo quieres tratar a todo aquel que te rodea. Yo, si tengo que decidir, me quedo con este último quizá... y después, limpio y casto de impurezas, iré a ver todo lo que me falta ahí fuera, iré a compartir todo aquello que he implorado dentro; iré a gritar mi nombre sin que ningún tapujo empañe mi rostro...

Terminaré con un comentario sensible (porque engañándome tampoco consigo nada) y que se escapa del anterior razonamiento. Sería poco sincero si no dijera que la perspectiva de aprender con los demás me atrae sobremanera, incluso previamente a visitar mi propio interior. El deseo emocional frente a la razón, cuando el sentir se vuelve conocimiento y el compartir se convierte en presente.

Quizá la pregunta final después de plasmar mis intenciones sea muy obvia, pero creo que es mi propia razón la que me la anexa en mis pensamientos y la que intenta hacerme ver que la dualidad se puede compaginar, que el círculo se puede cerrar. Así que ahí va mi pregunta... ¿cuantos de vosotros estáis dispuestos a aprender de y con los demás?

martes, agosto 01, 2006

No estaré solo

Muchas veces me es difícil expresar con palabras aquello que se siente profundamente. Cuando te acercas tanto a la sensibilidad; cuando la tienes a flor de piel; cuando notas que el corazón quiere salir fuera y gritar al mundo su experiencia.... que vacías son las palabras en ese momento.

En ese momento es mi mirada la que toma el control. Todo sale y brota a través de ella... porque soy impotente a ofrecer algo más que enturbie ese mágico momento; ese instante de plácida quietud, compartido o no; solitario en muchos casos por ser tu mismo el que se expone al entorno y se ofrece sin contemplaciones. Todos te ven... y muy pocos son los que saben.

Y ahí empieza la verdad de ti mismo. Una vez que eres y que sientes que tu mismo eres, es hora de afrontar el camino más difícil de recorrer; aquel paseo que te lleva a los demás; a una inmensidad de seres como tu que pugnan en un espacio siempre desconocido. Y poco a poco ves que es un entorno muy hostil, donde lo fácil predomina sobre la sinceridad y el compartir. !! Qué miedo tan increíble existe de mostrar lo que cada uno de nosotros somos !!

Mi bandera es diferente. Tiene color, un color extraño para ojos no entrenados, que se ofrece a todos los que saben leer entre las líneas del paisaje. Todo es lo que se comparte, y eso es lo que muchos no entienden. Partes de un todo que es necesario cerrar. Todos necesitamos a alguien, necesitamos compartir lo que somos para ser. Incongruencias que se sustentan en el yo, porque el círculo se debe cerrar y tú eres una de las piezas.

Las palabras muchas veces dan significado y explicación a nuestros actos, pero nunca pueden llegar excesivamente lejos; se quedan en la piel y sólo hieren cuando conocen; cuando tienen la oportunidad de abrir y derribar las murallas que el otro ha puesto. Y esa fortaleza sólo se destruye si se es un patán que no comprende cuál es la realidad.

El regalo de ofrecerse nunca puede sostenerse ante una actitud recíproca de ataque, que aboca y hace fracasar cada nuevo intento de conseguir la paz que regala el compañero amigo. Un don es aquel que tiene las llaves de muchos y la forma en que las use será aquella que le dé coherencia y sabiduría a su espíritu. Ahí está el don; ser, compartir y escuchar. Mimar cada paso y a cada caminante que sale a tu encuentro.

Pero esto no se consigue fácilmente y muchos han dejado el camino. Ahora tienen otro objetivo: dejar de lado su propia coherencia y seguir su propio sentido negativo de la vida. Los prejuicios, la auto confianza malograda y el egoísmo priman en su conducta... y eso no te ayuda a avanzar, a conseguir ser una persona integra en cuerpo y alma.

El conflicto está servido. ¿Cómo vivir en un mundo extraño para tu interior? En un caos en donde no priman tus valores sino que la sociedad te empuja en una dirección a la que no quieres ir... y todos los que se mueven en la corriente te incitan a ir con ellos. Qué fácil es dar una patada al del al lado, un codazo al vecino y un corte de mangas al de enfrente. Todo es tan fácil que la tentación siempre está ahí, esperando un descuido tuyo para apoderarse de tu alma.

Vuelvo a ver la bandera... y la risa vuelve a surgir. Hace días que la oscuridad me rondaba, pero sé que mi voluntad es más fuerte. Mi camino está marcado y la marcha atrás no es una opción. Ahora debo sujetar bien fuerte la cuerda que me ata a los que están más atrás que yo. No vaciles en el avance, la meta está en cada paso que das y tu presente es el tesoro más valioso que puedes encontrar.

Tiraré y tiraré; recogeré a los que llegan... y mientras tanto me prepararé a mí mismo, tranquilizaré a mi propia verdad para cuando llegue el momento de volver a partir; sabiendo que ese instante está cerca; y lo más importante de todo, que cuando comience a avanzar... no estaré solo.